En 1935, nosotros vimos lo que iba a ocurrir y nos propusimos
crear un cauce, un substitutivo; mejor todavía, la continuidad
histórica de radicalismo, y para eso creamos F.O.R.J.A.
Sabíamos
que íbamos a ser combatidos y difamados y hemos sido acusados
alternativamente, de comunistas o nazis, según los intereses de las
finanzas y sus incondicionales aliados, esos tipos de
revolucionarios sociales que pelean en todas las batallas de las
antípodas, pero jamás con el vigilante de la esquina. Como somos
radicales de verdad y además, de buena memoria, que es cosa que
suele andar mal en el radicalismo, no nos hemos olvidado de que a
Yrigoyen lo llamaron fascista o algo por el estilo -ya que el
fascismo no existía-, cuando la semana de enero, anarquista por las
huelgas ferroviarias y germanófilo por la neutralidad. A los
radicales que gritaban viva el Dr. Ortiz y que defienden tanto esa
normalidad institucional, hay que recordarles que el 11 de noviembre
de 1918 hubo que meterles balas en la Avenida de Mayo a los que
pretendían celebrar el triunfo aliado colgándolo a Yrigoyen y que el
Comité de Ruptura de entonces era la Acción Argentina de ahora.
El buen argentino no tiene que hacer caso de estas imputaciones
y debe seguir adelante sirviendo a su país, pues la propaganda trata
de crear complejos de inferioridad para que el hombre no exprese lo
que siente. Por ejemplo, ¿puede Ud. admitir, Dr. Abalos, que yo, que
lo he acompañando a Ud. con las armas en la mano para defender las
libertades públicas sea menos demócrata que Pastor, Culaciati o el
general Justo?. La cosa es sencilla: nos quiere hacer pasar por
democracia el mantenimiento del parlamento, la justicia, las
instituciones, en una palabra, es decir, lo formal que el Régimen
maneja. Para nosotros, la democracia es el gobierno del pueblo con o
sin parlamento, con o sin jueces, y si el pueblo no gobierna, las
instituciones no son más que las alcahuetas de la entrega.
Bueno, Dr. Abalos. Quiero llegar a ésto: hay dos Argentinas, una
conservadora, que no quiere que ocurra nada, y en la cual está
incluido el actual radicalismo. Esa Argentina tiene una apariencia
poderosa porque maneja las estructuras oficiales de los partidos, el
periodismo, la radiotelefonía, los gobiernos, pero esa Argentina no
tiene vitalidad ninguna, es un edificio caduco, subsiste por inercia
porque en ella ya no creen ni los que la forman. Y hay una Argentina
subterránea, joven, vigorosa, caótica aún, pero que pronto se va a
orientar, que se está orientando a pesar del desorden que introducen
banderías extrañas en su seno, como el comunismo y el fascismo; la
mayoría de los jóvenes que se creen comunistas o fascistas no son
tal cosa; son radicales que no han encontrado al radicalismo y con
ellos trabaja F.O.R.J.A., orientándolos poco a poco.
Una
organización sistemática de silencio y la falta de recursos
económicos ha retardado nuestro avance que tampoco hemos querido
precipitar, porque se debe operar sobre la madurez de la conciencia.
El año que viene esa Argentina joven y vigorosa va a ponerse en
marcha, si la bandera que nosotros hemos levantado cuenta con el
apoyo de unos pocos brazos de prestigio ya consolidado. El Régimen
le va a ofrecer al país alternativas repugnantes y el Comité
Nacional no cuenta ya para el pleito presidencial, como no se
resigne a ser furgón de cola.
El ejército no va a apoyar ninguna
de esa soluciones, porque el Régimen ya ha prescindido del ejército
desde que el país se pacificó. El ejército lógicamente no hará nada,
pero no será sostén del Régimen si la bandera existe y reúne las dos
condiciones que reúne la bandera de F.O.R.J.A.: nacionalista por la
reivindicación de lo nacional y de conciliación con el pueblo por la
reivindicación de lo popular. Los fascistas pretenden ofrecerle la
primera parte, pero les cierran el camino a la segunda que es una
obsesión de la milicia; el radicalismo a secas podría ofrecerle lo
segundo, pero no le ofrece lo primero, porque se Ha olvidado de su
postura inicial. Son tan torpes los dirigentes que asustados por
J.B. Molina y algunos fantasmones que el mismo Régimen levanta para
impedir una formación nacionalista auténtica que, acaso de Fresco
también, se ponen en antimilitaristas y gritan: el ejercito a los
cuarteles, que es lo que precisamente les conviene a los gobiernos.
Recuerdo que Yrigoyen, a la vuelta de Martín García, me dijo una
vez que para el 4 de febrero el radicalismo era más fuerte en número
de hombres en las filas del ejército que en las del pueblo,
agregando que en este sentido se contó casi exclusivamente con mozos
estancieros del Sud de Buenos Aires.
Me parece que el caso
F.O.R.J.A. es el mismo, porque nosotros nos hemos ocupado de
radicalizar a los no radicales mientras el Comité Nacional se
dedicaba a desradicalizar a los que ya lo eran, tolerando la
infiltración de ideologías, slogans, etc., extraños al sentido
nacionalista del radicalismo. Es muy fácil a través del nacionalismo
hacer comprender a Yrigoyen y comprendido Yrigoyen, todo
nacionalismo deviene radical. Por el proceso inverso, a un hombre
lleno de inquietud social, es fácil ver que el problema previo a la
distribución justa de los bienes es que seamos dueños de ellos, de
manera que la primera pelea no tiene que ser entre nosotros sino con
quien los llevará, así toda demanda de justicia social se identifica
con el nacionalismo y no hay posible concepción nacionalista en un
país colonial que no lleve implícita la demanda de justicia social.
¡Parece mentira, Dr. Abalos!. Esto que decimos en F.O.R.J.A. en
1942 era lo que se decía en todas las tribunas radicales en 1926 y
1927. Recuerde Ud. y verá como es grave la crisis del Partido. Y no
puedo acusar a los hombres del antipersonalismo que al fin y al cabo
han sido leales a su pensamiento de fondo. Mosca en 1942 piensa como
Mosca en 1927. Son los yrigoyenistas lo que se han vuelto atrás para
poder hablar el mismo lenguaje que Mosca y los suyos.
Ahora hay
radicales que no se atreven a decir que la U.C.R. no es un partido
político sino la unión civil de los argentinos para realizar la
Nación por encima de las facciones del Régimen que son los partidos.
Encuentran eso totalitario olvidando que en todo caso serán los
fascistas los que se han copiado de Yrigoyen. La definición era
perfecta y no encuentro que haya habido nunca una fuerza
revolucionaria que no fuese totalitaria, es decir que negase
totalmente a cualquier facción al constituirse ella en la Nación
misma porque, así es totalitaria la Revolución de Mayo, la Francesa
y la Rusa tanto como la Alemana o la Italiana.
Lo que distingue
no es el método revolucionario sino el fin y el del radicalismo y el
de F.O.R.J.A. es inverso al totalitarismo europeo; mientras aquéllos
se proponen hacer del hombre un instrumento del Estado, como en
Italia, o de la raza como en Alemania o de una categoría histórica
como en Rusia, nosotros nos proponemos hacer un Estado defensor de
la libertad del hombre para que éste se realice en plenitud, es
decir, lo que dije al principio: dar vuelta al vigilante para que en
lugar de cuidar que la libertad del hombre no lesione a los dueños
de lo económico, cuide de que los dueños de la economía no lesionen
la libertad del hombre.
Tanto esperamos en Ud. que ni en esa
provincia ni en Córdoba hemos querido actuar porque allí hay
reservas que pueden moverse espontáneamente. Pero Santa Fe está en
situación distinta a Córdoba. Córdoba vuelve a tener la preminencia
respecto del interior, que tuvo cien años atrás y puede ser el eje
de un movimiento paralelo que empalme en la hora histórica con el
movimiento del litoral. En el interior, que Córdoba preside, los
movimientos políticos son más lentos y las bruscas conmociones más
difíciles, por lo que Córdoba debe ser esencialmente fuerza de
equilibrio aprovechando que puede conservar la permanencia de lo
radical.
En el Litoral, en cambio, y particularmente en su
ciudad, como en la nuestra, los cambios populares se harán
bruscamente y el control de la juventud que el radicalismo ha
perdido puede ser tomado por fuerzas ocasionales ajenas por completo
a nuestro destino. Eso nos hace pensar en la urgencia de una
movilización en ésa. Sin pedirle un compromiso político yo le
sugeriría una experiencia para demostrale que en su ciudad existe ya
el nuevo país de que he hablado. Denos Ud. la oportunidad de una
movilización con gente forjista de aquí en ésa, de sólo quince días,
y verá Ud. el viejo fervor de las multitudes argentinas que cree
apagado.
Pidiéndole perdón por la extensión de estas líneas cuya
única disculpa es mi preocupación por supuesto en la gran empresa de
la Patria, salúdalo con la cordialidad de siempre:
Su affmo.
Fuente: http://www.elhistoriador.com.ar/